Cuando hago un retrato, intento plantear el trabajo de manera diferente. Por supuesto, la pose del modelo es importante, ya que debe aportar algo al conjunto. También busco símbolos y metáforas que añado al dibujo y que dan pistas sobre la identidad del personaje pero siempre dejando abierto un camino a la imaginación de cada observador. La elección del soporte donde se va a plasmar el dibujo es tan importante como lo dicho anteriormente. En el caso de este retrato, la técnica cumple un objetivo concreto. Por eso he escogido trazos sencillos hechos con estilográfica negra, y grandes manchas de color a través de la tinta. Movimiento y dinamismo para poder convertir el dibujo en un diseño.
Tenemos que tener en cuenta que no todos los dibujos o pinturas son idóneas para el diseño textil. A veces surgen problemas técnicos al no escoger adecuadamente el tipo de estampación que requiere nuestro diseño.
Por eso antes de ponerme a trabajar decido que quiero expresar con lo que hago y que medio o técnica voy a emplear para conseguir mi objetivo. Así puedo disfrutar del proceso creativo desde el principio hasta el final.
Porque no todos los retratos sirven sólo para colgarlos en las paredes, ¿no?
¿ Qué pensáis vosotros?